jueves, 8 de septiembre de 2011

Ápice. Parte II

Y de las pequeñas cosas que no de las cosas pequeñas, de esos ápices insignificantes, de eso que por magnífico fallece innominable ante el sonido de la palabra "rimbombante", de lo sencillo, de lo que huele y no se ve, de lo que se ve y no huele, de lo ridículo, de lo que permanece cuando ya no queda nada, de ahí nace todo. El yo, el ahora, el aquí. Eso es, creo. Y yo ahora, aquí, aquí mismo, me siento como ese ápice tuyo. Ridícula. Sencilla.

He seguido la lógica de un camino transitado. Tus pasos. Así, con el terreno allanado, me resulta aún más complicado. El susto es inevitable. Ya sabes, el comienzo es lo más difícil...pero las segundas partes nunca fueron buenas. Demasiada expectación para el aplomo del discurso, intuyo. Siempre fui una celosa de mis letras y ellas tan tímidas... No me importa. Toma como excusa la hora y el cansancio. Después iré sin miedo.

Vuelvo. Ahora. Aquí, aquí mismo, igual que antes, pero menos sencilla y más rimbombante. Te avisé. Es tan tarde y me siento tan cansada...Acabo. Quédate con mi antagonismo...a fin de cuentas esto no es más que una trifulca de sesos, una guerra de "grises", una guerra fría....



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